6.13.2012


“Mamá, quiero ir al psicólogo”- le dije.
“Ay, dejate de pavadas. No necesitas ir al psicólogo”- me contestó.

Y sentí que me moría. Porque cuando tenés catorce años y sos caprichosa y
consentida, si tu mamá no hace las cosas por vos entonces son imposibles de conseguir.
Necesitaba, o creía que necesitaba, la autorización de mamá para ir al psicólogo: de
todas maneras, ella era quien pagaría las sesiones en tal caso, porque yo no había
trabajado ni ahorrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario